Namagiri Blog.

[No sabía como iniciar la primer entrada (formal) de este blog.]

Kar Lóprec
5 min readNov 13, 2017

No es que sea fan del movimiento new age del nuevo milenio, pero por si no habéis prestado atención, este blog ha sido bautizado como Namagiri.

Si, como esa diosa Hindú a la cual Srinivasa Ramanujan le da crédito sobre sus descubrimientos matemáticos, esos tan importantes (y poco valorados) en la historia universal.

Namagiri

Poco sabia de esto que les cuento, no soy precisamente alguien apegada a la historia científica y no porque no me guste, sino porque la vida me ha llevado por otros rumbos. Si existieran las “vidas alternas” sin duda alguna estaría haciendo Física o Matemáticas sin dudarlo. Mi encuentro con ella fue gracias a un amigo de antaño que se encontraba realizando su carrera profesional en física -matemáticas. En una de nuestras tantas charlas nocturnales, después de platicar durante horas me dijo: eres Namagiri, mi Namagiri.

Quedé … ¿estupefacta sería la respuesta? Era una palabra desconocida para mi, pero al leerla y pronunciarla me parecía fascinante, su fonética me parecía cautivadora, hasta un tanto romántica; me sentí como algún tipo de mujer-ficción, pero no me quería quedar divagando en que significaba o si se lo había inventado y me atreví a preguntarle haciendo a un lado mi ignorancia.

Éste amigo estaba a la mitad de su carrera y por lo tanto, estaba muy ensimismado con la biografía de los matemáticos más relevantes de la historia. Me relató durante un par de horas extras a nuestra previa charla alguna parte sobre la historia de Namagiri y su fiel seguidor Ramanujan. Con esa premisa me picó la curiosidad y poco después me puse en ello. Busqué información en libros y en la web, cosa que no fue tan sencilla, porque en aquel momento no había tanta información como ahora en internet, pese a la importancia de sus aportaciones en las matemáticas y de las que poco se sabía.

Resultó que, al ir leyendo sobre Ramanujan, de alguna forma me sentí identificada, y reitero que no soy nada apegada a las ciencias de los números o las matemáticas como tal, cosa con la que he luchado desde la infancia y me habría encantado poder dominar mejor de lo que lo hago actualmente.

Ramanujan nacido en 1887 fue un matemático autodidacta con mínima educación y eso no le impidió hacer grandes contribuciones al análisis matemático y diversas teorías de los números, desarrollando sus propias investigaciones matemáticas sin mucha ayuda de principio. Poco a poco fue tomando reconocimiento en su país natal. Entonces, G. Hardy (un matemático británico) lo buscó para así redescubrir teoremas creando otros con la ayuda de las investigaciones de Ramanujan. Por ahí hay una anécdota interesante sobre ellos, nombrada “el taxi de Hardy ó el número 1729”, por favor dense tiempo de buscarla.

Casi todos sus hallazgos se han demostrado correctos, aunque algunos ya eran previamente conocidos. Mi identificación no fue por comparación ni mucho menos, sino que a veces uno se siente muy inseguro de sus conocimientos y se estanca, ya sea por la falta de estudios o de recursos, de apoyo moral o material. Este personaje (así como muchos en la historia) son un ejemplo a seguir y perseguir aquello que tal vez, con la perseverancia pueda dejarle un legado a la humanidad. Bien dijo Beethoven (y muchos más, como Thomas Alva Edison) que: se necesita el 99% de dedicación y el 1% de talento. En ese entonces me encontraba cursando los primeros exámenes de admisión para mi carrera musical y me encontraba en un dilema, sobre si debía seguir por ese camino o buscar otros senderos. Leer sobre Ramanujan me motivo a no quitar el dedo del renglón. Además de que encontré mi refugio matemático en la música.

Como muchos hindús, Ramanujan sufrió bastante durante su vida, padeciendo enfermedades, pobreza, muerte de familiares y demás situaciones devastadoras. Pese a ello, fue de los pocos hindús que tuvo un poco más de suerte con aquello de poder acercarse a la escuela, ya que tenía una estrecha relación con su madre y esta le brindó mucho de si para que éste pudiera realizarse. Obviamente pese a la importancia de Ramanujan, su origen patriarcal hizo que tratara a las mujeres como le fue enseñado, con dureza y dominio, lo que lo llevó a casarse con una niña de 10 años siendo el ya un adulto. Cuando llegue a esa parte de su historia pensé: -¡vamos!, todos metemos la pata de vez en cuando, tratando de justificar lo injustificable.

Ya que los hindis creen en el karma, llego el momento en el que enfermó gravemente de hidrocele testis, una hinchazón anormal de la membrana interna de los testículos. ¡Ouch! ¡maldito karma!

Al sanar, trabajo una temporada como cual godinez en una oficina para recuperar un poco de plata y después se concentro de nuevo en su vida matemática. Los británicos le ayudaron mucho para que fuera un matemático renombrado, así que una temporada se mudo a Inglaterra a seguir con estudios e investigaciones. Murió a los 32 años, se dice que de tuberculosis, pero padecía una deficiencia vitamínica tal vez exacerbada por el estrés y por la escasez de su dieta vegetariana durante la Primera Guerra Mundial.

Y entonces … ¡en donde esta Namagiri en esta historia! ¿era su musa? ¿su madre? ¿su novia? Pues bien, era algo intangible, algo que solo en la mente de Ramanujan se aparecía constantemente. No por ser científico era de esos ateos incontenibles, ¡no señores! Ramanujan era fiel devoto de sus creencias y seguía una estricta vida de Brahmin, la casta hindú de más elevada espiritualidad, con un estricto autocontrol y una frugalidad ascética, que excluía de su dieta todos los productos animales e incluso muchos vegetales, como el ajo y la cebolla. Siguió haciéndolo durante toda su vida. A menudo decía que sus teoremas matemáticos eran inspirados directamente por la diosa Namagiri, durante sus sueños. A menudo decía que “Una ecuación para mí no tiene sentido, a menos que represente un pensamiento de Dios”.

En la tradición hindú, Namagiri es una diosa compasiva, que tiene por objetivo el fin de una humanidad edificante. Lo más enigmático es que algunos de sus numerosos teoremas, han resultado ser en realidad incorrectos. Quizás sea cierto que la diosa Namagiri lo inspiraba en sueños. A veces la diosa se equivocaba. Como es bien sabido, los dioses hindúes no son perfectos. Bien dijo Hardy que “somos exploradores del infinito buscando la verdad absoluta”.

Así fue como ser Namagiri me quito la ignorancia de cierto punto en la historia científica y me hizo diosa por un instante virtual. Y es así es como hoy les digo hola a este espacio, en honor a esos 15 minutos de haber pasado de ser una simple mortal, a una diosa musa de matemáticos empedernidos.

¡Sean ustedes bienvenidos!

Namaste.

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Kar Lóprec

Musician, journalist. Everything about the soundscapes.