Cuando se abre una flor, es primavera en todo el mundo

México ante su nuevo presidente

Kar Lóprec
9 min readJul 2, 2018
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Las elecciones presidenciales en México han terminado. Hoy desperté siendo el 2 de Julio del 2018, sintiendo una energía desconocida que me hace sentir bien. Abro los portales de noticias, las redes sociales están inundadas de emoción, de esperanza y de alegría. Sin embargo, aun hay gente que comparte desesperanza, esa que nos ha brindado durante años la ignorancia y el conformismo. La zona de confort cambia y no todos lo toman de la mejor manera.

Andrés Manuel López Obrador ha ganado y será el próximo presidente de los Estados Unidos Mexicanos. En el 2006, perdió y en el 2012 también. Es bien sabido que han sido anteriormente elecciones robadas, compradas y manipuladas. Este señor no se dio por vencido fácilmente.

Hay cosas que no me gustan de él. Cosas que muchos nos seguimos cuestionando, como lo es su personalidad que de momentos pareciera errática. Por otro lado, he tenido la oportunidad de verlo en vivo en tres ocasiones y siempre me ha transmitido esperanza. Mis abuelos maternos eran fieles seguidores y creían que en él estaba el cambio. Hace dos años mis abuelos, ambos, fallecieron y con esta elección ganada solo pienso en ellos, en como me habría gustado verlos brincar de la emoción. Se que en donde están lo hacen en estos momentos.

Cuando tenia 15 años, fueron las elecciones del 2006. En ese entonces viajaba cada 15 días a la CDMX ya fuera a exposiciones, conciertos o a comprar discos en el Chopo o en Tepito. El internet no era lo que ahora y tenía “dealers” que me conseguían música que no en cualquier lado podía adquirir. Me tocó estar en uno de los plantones que hizo la ciudadania por AMLO. Veías de todo, gente joven, adulta y de todos lugares. Durante los años en los que viajé a la gran ciudad, nunca sufrí asaltos ni situaciones que pusieran en peligro mi integridad. Fue una estadía feliz, en la que conocí a muchas personas que me brindaron mucho. Fui testigo de los nuevos recintos culturales que se abrieron paso en CDMX, lugares que me fueron formando y dando carácter. Muchos me decían que toda esa apertura era gracias a Andrés Manuel. Mis abuelos fueron beneficiados por el aporte que el gobierno de la CDMX hizo a la gente de la tercera edad en ese entonces. Algunos otros cercanos se beneficiaron por las escuelas y el comercio que su gobierno brindó. Era menor de edad pero por estas cosas que me hacían feliz en la CDMX, me prometí votar por él en 2012.

En el 2012 yo tenia 22 años. En ese entonces estaba aun estudiando en la CDMX y viajaba dos veces por semana a la Unidad de vinculación artística en Tlatelolco de la UNAM. La inseguridad fue creciendo y comencé a hacerme paranoica y temerosa. Afortunadamente nunca he vivido una situación de violencia pese a las repetidas ocasiones en las que me he expuesto. Estaba comenzando mi relación actual con mi pareja y él era bastante sobre protector, me decía que no siguiera arriesgándome a viajar como lo hacía.

Legó el día de las elecciones y me reuní con varios amigos, fuimos a revisar casillas y era evidente que habría fraude. Mi mejor amigo estaba de vigilante en un municipio cercano a Pachuca y fue retenido en contra de su voluntad, fue encerrado en una bodega junto con otras personas por un grupo de choque y fueron liberados después de que Peña Nieto fue anunciado ganador.

De un momento a otro, cuando “ganó” Peña Nieto, los feminicidos iban a la alza. Los desaparecidos eran miles y los secuestros eran el pan de cada día.

Dejé de salir. Terminé mis estudios en CDMX y poco a poco fui dejando de frecuentar la ciudad como anteriormente lo hacía. Ya no viajaba sola, salía con amigos o con mi pareja. Extrañaba mucho la CDMX pero la situación ya no era la misma. Nos limitamos a salir a conciertos o a eventos importantes, acompañados, pero ya no frecuentaba tanto a la gente que quiero en la CDMX por que sentíamos que era exponernos a lo tonto (además de que la gasolina subió exageradamente de precio, así que no era rentable salir al DF cada cierto tiempo, no importando si iba en transporte público o en mi automóvil).

En la ciudad en la que vivo, Pachuca, a tres amigas las violaron en taxis durante el sexenio de Peña Nieto, así que también dejé de salir en mi ciudad. Había regresado a la vida universitaria y me dije: -dedícate a la escuela y lo demás vendrá con el tiempo-

Es tal la desesperanza y la violencia que se vive que empecé a buscar becas en el extranjero, pero aun no quiero irme de México. Siempre me ha gustado viajar, pero sentí que aun no estaba lista, que aún hay cosas por hacer aquí.

Durante el último año de gobierno de Peña, mi hermano sufrió un secuestro express. Ni tan express, fueron doce horas de dolor. Yo me enteré tarde, ya cuando él había sido liberado. Estaba que me moría de la tristeza. Llegamos a verlo y afortunadamente estaba bien, un poco golpeado y ultrajado de sus cuentas bancarias, pero aun con la adrenalina a flor de piel. Nos contó como las autoridades no lo apoyaron, la humillación que sufrió al ir a levantar la denuncia, pero sobre todo, la desesperanza que sintió cuando pidió ayuda en una taquería a la cual se acercó poco después de que lo liberaran. Dice que la indiferencia de la gente fue tal que prefirió llegar solo a su casa y ahí pensar en que iba a hacer.

Hace 4 meses, mi mejor amigo, Ruy Lohengrin, el que había sido retenido en las elecciones de Peña, fue asesinado en un camión rumbo a su trabajo como docente, a eso de las casi 7am, el 7 de marzo del 2018. Yo acababa de hablar con él minutos antes de que le dispararan en la sien. Para mí esto fue la gota que derramó el vaso. Me invadió el dolor, la rabia, no sabía que hacer con mi existencia y la impotencia que mi ser contenía.

Desde su asesinato, en este periodo de tiempo, amigos, maestros y familiares han sufrido asaltos con extrema violencia. No olvidemos que también durante este sexenio están los 43 desaparecidos, que ahora sólo son un número simbólico, por que son muchísimos más.

Leyla Chavez, una de mis mejores amigas, hace dos semanas fue detenida por más de 50 horas junto con otras dos personas (Gabriela Mejía y Elsa Ángeles) en la Procuraduría Gral. de Justicia, por una injusticia. Elsa y Leyla desde hace años son luchadoras sociales que velan por los intereses en materia de derechos humanos de las mujeres y niños de éste país. Esa es su vocación. Ellas se presentaron al área de barandilla donde estaba Gabriela. En el lugar, realizaron una transmisión en Facebook Live, donde entrevistaron a la administradora de la UAEH. Ellas fueron a verificar las condiciones en las cuales se encontraba Gabriela, contadora de la máxima casa de estudios de Hidalgo, ya que fue detenida el 15 de junio acusada de presuntos ultrajes a la autoridad luego de resistirse a bajar de su vehículo tras verse involucrada en un accidente de tránsito. Al llegar a visitarla en su detención, las dejaron pasar sin problema alguno. Al querer salir, las detienen bajo el pretexto de que están usurpando funciones, ya que los policías entendieron que iban de parte de la CNDH y solo por ello las habían dejado ingresar. Ellas jamás mencionaron ser de la CNDH, sino visitadoras de Derechos Humanos. Hace una semana fue la audiencia de Elsa y Leyla y la jueza determinó que no hay asunto que perseguir y todo salió a su favor, tal y como debió ser desde el inicio. Por otro lado, la actitud del ministerio público dejó mucho que desear. Prepotentes, burlones y altaneros son las palabras con las cuales todos los que estuvimos en esa audiencia podríamos definirlos.

El viernes pasado, Elsa y Ley fueron notificadas sobre el Recurso de Apelación que la agente del Ministerio Público interpuso sobre la acusación infundada de usurpación de funciones, el argumento: al tener acceso con la detenida, Gabriela Mejía, usurparon las funciones de visitadoras de la #CDHEH. ¡Esto es de no creerse! ¿Hasta cuando la legalidad va a estar de nuestro lado?

Creerán que lo que le sucede a otros no es nuestro problema. Lo es cuando ustedes (que leen esto) pueden ser mi hermano siendo privados de su libertad, pueden ser Leyla o Elsa, o pueden ser Ruy, yaciendo en el suelo de un autobús público rumbo su trabajo. A todos nos puede tocar. Yo quisiera regresar a esa adolescencia en donde no tenia miedo por viajar o salir de casa.

Me enferma leer que somos fanáticos por querer que López Obrador llegara a la presidencia de México. Les aseguro que no es fanatismo ni mucho menos. Es abrir la puerta de una nueva esperanza, una que ni Calderón ni Peña nos brindaron en sus gobiernos con sus respectivos partidos políticos. Mas aún cuando habemos personas (miles) que hemos vivido de cerca la violencia, la muerte y desaparición de aquellos que han llevado una vida en pro de los demás. Si bien el cambio no es inmediato, la energía que vivimos en conjunto es capas de transformar nuestro ambiente y por consecuencia nuestra forma de vivir en sociedad.

Es difícil aceptar que nuestra educación moral es de las peores. Nuestra nación se caracteriza por ser poco empática y esa es una realidad. El no aceptarlo y no confrontarnos hará que esta situación no mejore. Aun hay mucha gente en las calles que piensa que robando, vendiendo su autonomía o engañando a terceros obtendrá lo “necesario” para vivir, y no los culpo, tal vez su trasfondo es más complejo, han vivido bajo la pobreza y desesperanza toda su existencia y no pueden ver más allá. Si les ayudamos, nos ayudamos, a quitar esa venda de los ojos, tal vez todo cambie, para t o d o s. Empecemos por nuestros hogares, por enseñar sobre empatía, sobre valor a la tierra, a la vida. Dejemos de normalizar la violencia.

Particularmente, no estoy depositando la fé o esperanza en sólo una persona. Lo que esto representa para mi es más simbólico. Observar como un conjunto de millones de personas tienen sed de un cambio es síntoma de que aún tenemos remedio, de que aún hay ganas de retomar el sendero hacia la estabilidad. Comparto la idea de que si la corrupción disminuye habrá más oportunidades para todos, sobrará el dinero, por que ya no se repartirá en solo unos cuantos. Habiendo más dinero, más oportunidades, hay menos miseria. Nos han hecho creer históricamente que la política es más compleja de lo que es.

Nos cuesta trabajo entender como un grupo de hormigas se organizan para formar sus colmenas, como las aves viajan en grupos para no perder el rumbo, como los lobos aún conviven en manadas y creemos que no lo entendemos por que no somos ni hormigas, aves o lobos. La respuesta ha estado ahí todo el tiempo, en nuestras narices homo sapiens.

Deseo un gobierno que apueste por la colectividad, por una política social que nos beneficie a todos. No espero del gobierno que me de o me mantenga sin que yo haga lo que como individuo me compete. Mis sueños son míos y de nadie más. Mis logros también, pero compartidos son más gratos y menos efervescentes. Sólo pido que al pueblo se le de lo justo por su trabajo.

No mentiré, ayer aun no estaba consciente de lo que representa éste cambio. Hoy la alegría me embarga (aunque suene tonto) por que no sólo es mía, es de muchos y compartirlo a tal magnitud es algo sin precedentes que nos conmueve hasta las lágrimas. Ayer en su discurso, López Obrador ha prometido no fallarnos y el que no lo haga nos compete a todos, habremos de exigirlo cuando sea necesario.

Más allá de Obrador, me emociona su gabinete, lleno de mujeres emprendedoras y una “primera dama” que no busca ser princesa, ni dama, ni protegida, sino una mujer que trabaja en lo propio sin olvidar sus pasiones, a las que ahora se suma una sociedad, la sociedad Mexicana.

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Kar Lóprec

Musician, journalist. Everything about the soundscapes.